martes, 6 de marzo de 2012

AVENTURERO, EN BUSCA DE AVENTURAS

Nos conviene volver a recuperar para nuestra propia vida esta imagen del aventurero, no como loco, sino como aquel que se encuentra en una situación en la que se requiere una respuesta, y la da. Un héroe que no haya sido formado en grandes escuelas, sino en la vida y la fe. Un héroe no preparado y predeterminado para ello, sino libre y responsablemente formado. Un aventurero que no meta en líos a otros buscando un mundo mejor, sino que responda a lo que encuentra.
La diferencia entonces no será artificial, sino vital. Un maestro entre sus propios alumnos que les de aquello que más les conviene, porque lo ha recibido. Un cristiano en medio el mundo ofreciendo la posibilidad de acercarse al Evangelio a otros, y construir juntos el Reino.
Aventurero, por último, es el que "atrae" el final; el que avanza en la historia con esperanza y optimismo. El que busca respuestas, se deja cuestionar y no frena sus pasos ante la duda, sino que permanece firme en la fe. El aventurero se deja llevar.

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